Lean UX es un término del que se viene hablando desde hace un par de años. Jeff Gothelf, una de las voces dominantes de este movimiento, define Lean UX como
«La práctica de dar luz a la verdadera naturaleza de nuestro trabajo, más rápido y con menos énfasis en los entregables, y con mayor foco en la experiencia que está siendo diseñada».
Más concretamente, es un proceso de funciones cruzadas que se caracteriza por rutinas que predisponen a los equipos a obtener resultados de alta calidad en la experiencia del usuario de forma eficiente utilizando el tiempo inteligentemente. El objetivo principal de los ciclos de Lean UX es el de reducir el tiempo de ciclo. Y esto es posible si se sigue tres pasos: Pensar, Realizar y Chequear.
Las ventajas que aporta Lean UX son:
- Es participativo, aporta información de lo que pensamos.
- La investigación de usuarios es la mejor fuente de información e inspiración.
- Enfocado en resolver el problema y no en construir el producto.
- Se centra en los resultados, lanza los “fixes” (soluciones) continuamente.
- Genera muchas opciones y luego se decide por cual seguir.
- Reconoce las hipótesis y luego analiza la validez de ellas.
- Rápida decisión y deja ir decisiones si es que no están dejando continuar con el proyecto eficientemente.
Para los profesionales de experiencia de usuarios Lean UX implica trabajar bajo una metodología que demanda una serie de ajustes en las capacidades; se entiende mejor el negocio, aporta mayor flexibilidad y mayor velocidad en el rendimiento.
Lean UX es una manera de realizar el trabajo de manera rápida y eficiente, con menos énfasis en entrega de proyectos incompletos y un mayor enfoque en la experiencia actual de diseñar un producto de calidad de manera eficiente.