¡Mi empresa y sus diferencias!
Trato de imaginar cómo vivirán las personas su entorno laboral y lo que pueden encontrar dentro del mismo.
Yo siempre quise trabajar en una empresa, me daba igual que fuese grande o pequeña o a qué sector se dedicara. Lo que tenía claro es que tenía que ser una empresa donde lo importante fuese el VALOR de las personas y lo que APORTAN cada una de ellas a la misma.
Y aquí estoy, rodeada de gente muy variada, con sus defectos y sus virtudes. Gente más inteligente y más tenaz, personas a las que les gusta el silencio y aquellos que necesitan ruido de fondo para poder trabajar.
Encontramos a los que necesitan externalizar todo aquello que les sucede y los que apenas susurran para contarnos lo que les pasó ayer.
Convivimos con los más metódicos que lo tienen todo bajo control y con aquellos que dentro de su desorden encuentran su orden.
Están las personas felices que nos regalan todas las mañanas una sonrisa y, los que a veces, por circunstancias, nos ponen carita de cordero degollado, pero a las que pronto conseguimos alegrar.
Tenemos gente prudente, muy prudente, a la que animamos a lanzarnos al vacío y tenemos al atrevido al que a veces le tenemos que poner un poquito, muy poquito de freno.
Están los graciosos, necesariamente presentes en nuestra vida y los serios pero simpáticos.
Trabajamos con los tiernos y recién formados, deseosos de llenar su materia gris y los sabios siempre actualizados, esos gurús que nos enriquecen la existencia.
¿Tecnólogos? Sí, claro. Todos lo son. Altamente capaces, altamente comprometidos y ante todo, versátiles.
Sus inquietudes son las nuevas tecnologías. Gente que quiere CREAR, gente que quiere MANTENER, gente que quiere INNOVAR.
Somos tan distintos que, si echas un vistazo a tu alrededor, tal vez te preguntes cómo es posible que un grupo de personas tan diferentes puedan trabajar tan unidas y crear lo que actualmente tenemos en nuestra compañía: armonía, ilusión, compañerismo, pasión.
El líder: el cemento que une los ladrillos
El secreto es sencillo: Al frente de esta casa tan «heterogénea» tenemos un buen líder, un líder que intenta sacar lo mejor de cada uno de nosotros.
Un líder que, conociendo las virtudes de cada uno de nosotros, intenta potenciarlas hasta hacernos llegar donde queremos llegar.
Un líder que no quiere que nos fijemos en los defectos si no en los puntos fuertes de cada uno de nosotros, creemos grandes equipos y hagamos cosas importantes todos unidos.
Porque la esencía de mi compañía somos nosotros mismos, con nuestras diferencias y coincidencias. Porque todos juntos hacemos el camino y llegaremos a cumplir nuestras metas, ¡sean las que sean!
¡Alguien me enseñó que encontrar grandes talentos es cosa de «feeling»!