La semana pasada asistimos en The Place a la jornada Explore sobre cómo aplicar la Inteligencia Artificial y el Machine Learning en los negocios. Cada vez más empresas se están subiendo al carro de la innovación, y uno de los puntos fuertes de este es la Inteligencia Artificial.
En el proceso de transformación digital, la Inteligencia Artificial plantea soluciones que muchas veces un humano no puede conseguir o tardaría mucho tiempo en lograrlo. Por medio del análisis masivo de datos, esta tecnología permite identificar patrones de comportamiento y errores en segundos; para sacar así conclusiones, mejorar los servicios prestados e implementar nuevas aplicaciones tecnológicas y predicciones.
Pero… ¿cómo logra esto la Inteligencia Artificial? El neurocientífico y doctor en IA Raúl Arrabales lo explicó de una manera muy clara: “Al comenzar con un análisis de datos, se comporta como un bebé: coge todos los datos de los que dispone y comienza a hacer pruebas para comprobar los resultados que se obtienen con ellas. Tanto si el resultado es correcto como incorrecto, es una lección nueva que aprende y almacena en su memoria para futuras operaciones”.
De esta manera, conforme más datos de calidad consiga, mejores resultados obtendrá. La Inteligencia Artificial está continuamente en proceso de aprendizaje, al igual que un ser humano, que tomará decisiones más adecuadas si cuenta con la información necesaria para hacerlo. Por eso es importante contar con una buena base de datos desde el inicio.
¿La IA nos robará el trabajo?
Otra de las preguntas estrella que siempre se plantean cuando se trata de IA es la posibilidad de sustitución del ser humano en un futuro no tan lejano. Mientras que esta tecnología ahorrará muchísimo tiempo cuando se trabaja con datos masivos, no cuenta con capacidades propias del ser humano; como el sentido común, la ética o la imaginación. Por ello, la clave está en combinar ambos mundos para proporcionar los mejores servicios al cliente.
Aunque actualmente la mayoría de la población piense que no se interactúa diariamente con IA, sí que se hace. Los ejemplos más claros son Siri en iOS, Cortana en Windows y Alexa en Amazon, asistentes de voz que reconocen el lenguaje coloquial y responden preguntas, leen y transcriben mensajes, localizan direcciones…
Conocidos como bots, utilizan métodos de Machine Learning para aprender cada vez que son utilizados y mejorar sus prestaciones. Al ser una persona quien los utiliza, su proceso de aprendizaje queda restringido a su comportamiento, por lo que esta tecnología siempre va a estar limitada por el factor humano.
Los bots no son plataformas universales: son soluciones escalables, integrables y personalizables a la necesidad de cada negocio, que pueden resolver desde los casos más básicos hasta los más complejos.
En definitiva, el siguiente paso de las empresas es dar el salto digital y mejorar la relación cliente y marca. ¿A qué esperas?