Internet de las Cosas: lo que está por venir

El Internet de las Cosas ha sido uno de los términos del 2018 y lo será del 2019. Se conoce ya como el que será el motor de la cuarta revolución industrial, y se espera que para el año 2025 genere 11,1 billones de dólares, según McKinsey.

Aunque hoy en día tan solo el 1% de los objetos cuentan con conexión a internet, la mayoría de los objetos que nos rodean son proclives de tenerlo, como la nevera, la calefacción, las televisiones o las alarmas.

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Muchos ya estamos acostumbrados a encender la calefacción desde el móvil o conectar las luces a determinada hora de la mañana, pero esto es tan solo el principio. El Internet de las Cosas ya está aquí, y ha venido para quedarse en la mayoría de los ámbitos de nuestra vida:

  • Hogar.  Los electrodomésticos serán los que más cambios puedan experimentar, de tal manera que los objetos de cocina podrán medir la calidad de los productos o controlar la cantidad restante antes de hacer una compra. En los próximos años, veremos cómo podremos configurar el funcionamiento de la mayoría de los objetos que nos rodean para que se encienda la cafetera cinco minutos antes de despertarnos, las persianas se suban automáticamente y el agua de la ducha esté a la temperatura perfecta justo en el momento en el que suena el despertador.
  • Ciudades. Un gran número de ciudades están en camino de convertirse en Smart Cities. En España, ya hay siete ciudades que se están adaptando a este fenómeno, y se espera que aumente, ya que para 2025 se prevé una inversión de hasta 3.65 billones de dólares en este mercado. Las Smart Cities aplican las nuevas tecnologías para gestionar las necesidades básicas, y pueden centrarse en diferentes ámbitos, como el plano económico, el social o el ambiental.
  • Salud. Probablemente el avance para el que más tiempo se tendrá que esperar, ya que requiere inversiones muy altas. El tratamiento del paciente mejorará en gran medida por la interconexión de máquinas, e incluso se podría hacer un seguimiento del mismo desde su propia casa, sin necesidad de estar ingresado en el hospital.

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  • Educación. Los centros educativos tendrán un control mucho mayor de los datos de los alumnos, y podrán monitorizar tanto los recursos del alumnado como del docente, para llevar un seguimiento mucho más exhaustivo.
  • Industria. Las cadenas de producción ya han comenzado a automatizarse y su control se puede manejar desde cualquier parte del mundo. Así, se podrá llevar a cabo un control total y facilitar al máximo posible todo el procedimiento para cumplir con los plazos y facilitar también el servicio de atención al cliente.
  • Transporte. También se ha comenzado a implantar en este sector, con innovaciones como el cálculo de las mejores rutas para el ahorro de carburante, mejoras en el control de la cadena de frío, mantenimientos preventivos, etc.

Con todo esto, se abre un nuevo reto para las compañías que implementen IoT en sus sistemas: la ciberseguridad. Los sistemas de seguridad deberán evolucionar en la misma medida en la que estas aplicaciones lo hagan, ya que el riesgo de ser hackeados aumentará notablemente. Sin duda, uno de los principales retos que plantea el Internet de las Cosas.